domingo, 23 de enero de 2011

La Doncella, Virgen del Sol



Despierto y siento una caricia fría en mi espalda, es mi cabello largo y lacio, alguien me habla en un idioma extraño pero la entiendo, dice que ya es hora y me peina...me peina, hace frío, mucho frío. Un hermoso tocado de plumas blancas me corona y una túnica tejida me cubre. Todos nos tratan con sumo cuidado y ternura. Vamos en procesión, el viento aulla entre nosotros, el líder señala el sol que apenas se asoma, debo sonreirle, todos saben que viene a verme a mí ....seguimos subiendo penosamente.

Bebe!...beber me da fuerzas, es un licor sagrado que calienta mi sangre y hace que nada me importe. Desde siempre esperando el gran día, no tengas miedo... no tengas miedo. Aprieto contra mi los regalos que he de ofrecer, son tan bonitos.
No recuerdo nada más que caminar y caminar hasta nuestro destino, ya falta poco. Subir las empinadas cuestas era tan difícil, pero lo habíamos logrado. El frío es inclemente y hace que el trenzado de mi cabello sea una tarea casi imposible, en un pedazo de hielo puedo ver mi rostro pintado de rojo y las lágrimas congeladas en mis pestañas..mientras ellos cantan y trabajan.

Todo se desdibuja a mi alrededor, blanco, azul, blanco...me dejo llevar, sólo quiero descansar, déjame dormir hasta que venga el Sol y me lleve...


2 comentarios:

  1. Qué bonito Maria Luisa
    Las princesas se te dan muy bien, sabías?
    Después de leer la historia en Wikipedia el relato es muy impresionante.
    Enhorabuena Marisa
    Un beso

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  2. Si Anita, estas tristes historias nos dejan el alma herida. Pobrecita Virgen del Sol.

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