Tenía como referencia solo este papelito que decía "Estación 36" en fin debe ser suficiente, terminé de arreglarme, una última mirada al espejo y listo!. Es extraño he bajado por estas escaleras miles de veces y ahora se ven, no sé... diferentes, pero como siempre hay cientos de personas pululando de un lado a otro, de prisa, muy deprisa. Toqué el hombro de un joven que estaba en una de las filas y en voz baja le pregunté:
"Para ir a la Estación 36 por favor?"
Apenas hube pronunciado esa frase, el joven volteó a mirarme...sus ojos se llenaron de lágrimas y como si hubieran estado esperándome, una a una todas las personas que allí estaban, se arremolinaron en torno a mí, mirándome con profunda tristeza, compasión, piedad. Poco a poco se fueron acercando y acercando...hasta fundirse conmigo, volviendo a ser la unidad perfecta, camino a la estación final.
Tremendo. Tiene mucha fuerza y el misterio que lo envuelve provoca la relectura.
ResponderEliminarUn beso.
Querido Torcuato (nótese que no puse el consabido Señor aunque deseaba hacerlo)gracias por darme su valiosa opinión, es muy importante para mí :) Quisiera saber que cree que pasó en la estación 36 jejeje, tenía en mente un tema será que lo dejé translucir? Reciba un abrazo desde Venezuela :)
ResponderEliminarMuy sutil la metáfora, todos somos uno y sin uno o el otro no somos nada. Muy tierno, María Luisa. Y con cierto aire de misterio que atrae a la lectura. Un abrazo. :)
ResponderEliminarMi querido Señor Héctor, así es... todos somos uno :) Gracias por sus siempre bellas palabras, por cierto, aún sonrío al acordarme de su escrito, y pienso que todos los bebés dan ternura...aunque se parezcan a Pepe el feo :)
ResponderEliminarAsí es, María Luisa, los bebés son pura ternura, no importa que.:)
ResponderEliminarArtista, ¿no caminan todas estas personas al mismo sitio, a la misma estación? yo imaginé que iban hacia el otro lado más allá de la muerte (estación final), pero tu protagonista aún no lo sabía. Y la necesitaban para ir todos juntos, porque como dice Héctor, uno sin otro no somos nada.
ResponderEliminar¿Era eso?
Abrazos
Pensaba en la reencarnación, en que al fin se unen todas las vidas vividas, una vez lei que un alma alcanza la perfección cuando ha reencarnado muchas veces y pasado cosas buenas y malas, ha sido mujer, hombre, pobre,rico, bueno, malo y así hasta que no le quede nada por aprender... total... tambien creo que todos somos uno :) un abrazo Anita.
ResponderEliminarUy, pues ahora me gusta mucho más...
ResponderEliminarA mí me gustó muchísimo.
ResponderEliminarYo lo leí como un reencuentro de las almas buenas que localizan la estación que les dá transporte a lo que sigue.