miércoles, 27 de octubre de 2010

Delirium





Allí estaba Doña Antonia, claro cómo no iba a estar es la madre de David  y la tia Marta y Francisco el querido amigo de su infancia. Y pronto llegaría Andrés el padre.  Doña Antonia nos decía, estaremos aquí mientras nos recuerde, por lo tanto yo siempre estaré, !!!soy su madre!! apenas hubo dicho éso, Puff!! desapareció.  Nos quedamos atónitos, ha olvidado a su madre!!! qué quedará para nosotros, nos abrazamos todos.  

Lo peor era la incertidumbre, el no saber qué iba a pasar. De pronto, empezaron a entrar extraños seres que se acomodaban por aquí y por allá, tirados por los suelos... retumbando torpemente apareció un enorme elefante rosado, caminaba parsimoniosamente abriéndose paso entre una bandada de patos azules.  Y Andrés que apenas hubo pisado el santuario desapareció sin dejar rastro.  

La tía Marta se abrazó al elefante rosa, con la esperanza de no desaparecer, pero no había remedio ella también desaparecería, ya no había lugar para recordar a sus muertos, ni para los buenos sentimientos en la mente de David... se había dado a la bebida.

4 comentarios:

  1. Tremenda tortura la de los alcohólicos.
    Me gustó
    Un besico

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  2. Pensé que iba por el alzheimer, pero está bien el giro final, me gusta.
    Te he dejado un comentario en el Abrazo de almas.
    Un beso

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  3. Gracias :) Besitos y abrazos, enseguida lo leo Anita :) Besitos, besicos, biquiños..no importa total es cariño :)

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  4. ...tremendo estado confusional agudo o mejor dicho, parece que los personajes todos tienen el mono trepado a su espalda, ja-ja-ja
    Abrazotes

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