viernes, 29 de marzo de 2013

Lluvia de Viernes Santo






Encontré a la pequeña niña acurrucada junto a la ventana echa un mar de lágrimas, lloraba sin consuelo junto a la lluvia que caía a raudales afuera. Sus grandes ojos tenían una mirada muy triste y los sollozos la hacían estremecer. Me acerqué suavemente a consolarla y sin decir palabra la abracé.
Entonces me miró y susurró:
" Pobrecito Dios, está llorando.."
Viernes Santo, la más triste conmemoración de nuestra religión, la miré a los ojos y le dije:
" Mañana no lloverá y si acaso llueve serán lágrimas de alegría"



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