Pasaban los días y del pecho huérfano manaba leche sin dueño...Decidió ir a escondidas a la orilla del mar a rogarle le devolviera su hijita, entre lágrimas y suspiros. Cuando de pronto una ola encrespada puso en sus brazos a una extraña criatura, mitad pez y mitad humana que la miraba entre pucheros, la acercó a su pecho y se aferró a ella.
Cuando la amamantaba, el mar se volvía una joya con miles de aristas brillantes, calmaba sus aguas y esperaba pacientemente... hasta que se la quiso arrebatar de los brazos, pero las madres tienen una fuerza sobrenatural y así, tuvo que llevárselas a las dos para siempre... Dicen que el mar se enamoró de aquélla mujer de la tribu Caribe tan valiente y poblaron el mar de sirenas.
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